mayo 25, 2011

Fred Vargas LA TERCERA VIRGEN

"(…) -Dese bastante prisa en volver, teniente, el gato no está muy bien.
- Es porque me fui sin avisar. Pásemelo.
Adamsberg se arrodilló y pegó el móvil al oído del gato. Había conocido a un pastor que telefoneaba a su oveja veterana para mantener su equilibrio psicológico y, desde entonces, ese tipo de cosas había dejado de sorprenderlo. Incluso recordaba el nombre de la oveja, George Sand."

Policías que hablan de Emmanuel Kant mientras toman un café, citan párrafos enteros de Guy de Maupassant o disfrutan con códices renacentistas; agentes entrenadas para dormir de pie como troncos y animales con poderes insospechados capaces de motivar delirantes persecuciones; paisanos influidos por su zona de origen de tal modo que más que convecinos parecen miembros de una oscura secta; hombres que hablan con la tierra a través de sus manos. En definitiva, personajes histriónicos, exagerados e inverosímiles que en “La tercera Virgen alcanzan su máxima expresión de la mano de un tipo que solo habla en verso, ya citando estrofas de Racine, ya glosando sus propios ripios cuando la situación lo exige. Eso sí, buscando no traicionar el estilo del autor galo.

Entenderán que este es un libro que defraudará a los amantes de la novela negra más tradicional y aun más a quienes valoran aspectos como la credibilidad o la cotidianeidad de los personajes en un libro.  Lo que parece claro es que Frederique Audouin-Rouzeau –a nadie debe extrañar que con semejante nombre decidiera acortarlo por el más aséptico de Fred Vargas-   no piensa encasillarse en los estereotipos de la novela negra y apunta más alto en sus pretensiones literarias. Otra cosa es que lo logre.

Y es que en el fiel de mi balanza loas y críticas se equilibran. Reconozco que la propuesta de Vargas es tan arriesgada como meritoria. Tiene a favor su capacidad para crear un rico imaginario al que además sabe imprimirle un sello muy personal. Y ser original, en los tiempos que corren, merece cuando menos un reconocimiento. Por contra, la mezcla de tantos elementos en una misma narración llega a hacer la lectura farragosa por momentos , convirtiendo la historia en una amalgama de géneros difícil de digerir.

La tercera virgen es un libro que conviene leer aunque sólo sea para formarse una opinión sobre la autora.  Si recelan,  sepan que  las ventas están dando la razón a Vargas.