"Será ese, además de un porcentaje de su sueldo, el único vínculo que lo ate al hombre al que condenó a muerte, al hombre al que salvó la vida. Dejará que el tiempo actúe sobre ese remordimiento, desgastándolo poco a poco"
Si tuviera que elegir el mejor libro sobre la guerra que he leído en mi vida no dudaría un instante: Inshallah de Oriana Fallaci. Una obra monumental, elevada a partir de su función original como crónica de un conflicto -cubierta a la perfección- hasta convertirse en un impresionante fresco de la condición humana.
Si tuviera que elegir el mejor libro sobre la guerra que he leído en mi vida no dudaría un instante: Inshallah de Oriana Fallaci. Una obra monumental, elevada a partir de su función original como crónica de un conflicto -cubierta a la perfección- hasta convertirse en un impresionante fresco de la condición humana.
Pues bien, aún salvando y mucho las distancias, no he podido evitar acordarme de Inshallah mientras leía El Cuerpo Humano. Quizá porque ambas obras narran, de forma coral, las peripecias de tropas italianas en misiones internacionales -aquel la guerra del Líbano y éste la de Afganistán- y porque los dos libros fijan la mirada sobre todo en las personas.
A diferencia de Inshallah, El Cuerpo Humano no tiene pretensión de crónica periodística. Giordano no dedica una sola línea a describir las claves del conflicto en el que sitúa la trama. Hay guerra y punto. Y el enemigo es un elemento abstracto al que tampoco llega a retratar en ningún momento. Tan siquiera se plantea si el conflicto en el que sitúa la obra es más o menos justo. Su mirada se fija en los soldados que cumplen la misión y lo hace alejándose de los tópicos -marciales o pacifistas- que tanto abundan en este género. Lo que tenemos aquí son unos seres vulnerables, a su modo desvalidos y psicológicamente complejos, que reaccionan de forma impredecible y en muchos casos desconcertante ante un paisaje y unos acontecimientos que no entienden y que les son ajenos.
Dicho esto, ¿Que nos aporta El Cuerpo Humano que no encontremos en tantas películas -algunas muy logradas- que nos muestran a soldados despistados enfrentados ante el horror de una guerra real?. Creo que la principal diferencia está en que el lenguaje literario nos permitirá profundizar más en los personajes creados por Giordano y disfrutar de ellos sin que la fuerza visual de alguna imagen impactante nos desvíe del sentido último de la obra. Sólo por ello merece la pena leer este libro.