noviembre 19, 2013

Maurizio de Giovanni EL INVIERNO DEL COMISARIO RICCIARDI

"Como siempre, imaginaba que tarde o temprano hablaría con ella y le contaría cuánta paz le daba verla bordar. Entonces le pediría que bordara y él se sentaría a mirarla; ella sonreiría, inclinando la cabeza hacia un lado y le diría que sí, con aquella voz que él nunca había oido"

El invierno del comisario Ricciardi pertenece a una saga que une en su título cada una de las cuatro estaciones del año con Ricciardi, el policía napolitano que las protagoniza. Pese a ser la primera de esta serie, la he abordado tras leer su sucesora, la primavera del comisario Ricciardi, cuya crítica pueden encontrar aquí. Esta alteración del orden cronológico me ha permitido contrastar un hecho que, para qué negarlo, me he ha inquietado un tanto: lo mucho que se parecen ambas obras. Me explicaré.


Como resulta natural, los diferentes libros que componen una saga suelen tener muchos elementos comunes: el protagonista, los personajes satélites a éste, la ambientación y el estilo general de la obra. En el caso que nos ocupa, estas similitudes son muy destacables debido a lo peculiar del comisario -un tipo que ve muertos a todas horas- sus extrañas relaciones afectivas y el contexto en que que se desarrollan sus aventuras: la Italia fascista de entreguerras.


Sin embargo, más allá de estos elementos que, imagino, darán continuidad a toda la saga, los dos libros que he leído se asemejan en su estructura como dos gotas de agua. Me atrevería a decir que el reparto de los tempos entre la resolución del caso criminal que ocupa, los problemas sentimentales del protagonista, las charlas con sus compañeros de trabajo -limitados a su jefe, el forense y el sargento Maione- , las descripciones minuciosas de Nápoles y el uso de la meteorología como hilo conductor, están repartidos de forma idéntica en ambas novelas. La semejanza llega al punto en que el final se resuelve en el mismo escenario, un teatro.

El resultado es que lo que me sorprendió de forma muy agradable en el primer libro, me ha producido una sensación de dejà vu demasiado acusada en este. Un regusto agridulce que sólo podré resolver cuando me enfrente al resto de la saga. Entre tanto, y dado lo bien que escribe Maurizio de Giovanni, me decanto pòr dar un voto de confianza al raro de Ricciardi y seguir recomendando esta obra.