enero 15, 2014

José Luis Romero EL HIJO DEL ENTERRADOR

“Cincuenta años después Jorge aún conservaría aquella fotografía, el recuerdo de aquella primera visita y el de aquella amistad. También el sabroso gustito de las torrijas de mamá, que sabían como un trocito de cielo”.


La historia real de Jordi Guardiola, una persona que pasó parte de su infancia como interno en el Asilo del Port de Barcelona durante los años cincuenta, ha servido de base para El Hijo del Enterrador ,la nueva novela de José Luis Romero. Una propuesta peligrosa, ya que la temática que aborda el autor lo aleja mucho de su producción literaria anterior.

Sin embargo, Romero no ha dudado en arriesgar, sumergiendo al lector en una historia, dulce en ocasiones, amarga a ratos, que tiene mucho más que ver con la crónica social de corte histórico que con el género detectivesco al que nos tenía acostumbrado.

Respecto al resultado final, si bien El Hijo del Enterrador es un libro interesante, no llega a ser redondo. Quizá porque Romero ha supeditado la ficción a los hechos reales que en su día le contó Jordi Guardiola, verdadero protagonista de la obra. Esta fidelidad, que aumenta el valor del libro como documento, acaba limitando la trama que, sin estas ataduras, podría haberse desarrollado mucho más. A pesar de estas observaciones el libro mantiene en todo momento interés de la lectura, con un ritmo ágil y un lenguaje directo y conciso.

El riesgo que un escritor asume al cambiar de género es que puede confundir a sus lectores ya consolidados sin que tenga ninguna garantía de atraer nuevos. Una decisión importante, máxime para un autor que aún está buscando su posición como escritor. Sólo por la valentía que ha demostrado José Luis Romero merece destacarse el esfuerzo.

Eso sí, espero que su próximo libro no lo lo lleve a los territorios de la ciencia ficción, la poesía tántrica o la novela rosa. Aunque, repito, El Hijo del Enterrador es un buen libro, echo de menos al escritor de novela negra.