“El movimiento del palo en el swing fue lento y perfecto, y cuando el arco alcanzó su punto álgido –justo un momento antes de que una bala atravesara el cráneo de Elder y salpicara al cuarteto con sangre y trozos de cerebro- pensó que la vida era demasiado bonita”.
Lo reconozco. Este libro tenía todos los ingredientes para postularlo como candidato al premio Truñolibro 2011: Personajes rancios, escaso oficio literario por parte del autor y unos errores históricos en la trama que claman al cielo.
Pero el argumento tenía su aquello, el libro se dejaba leer, a Glenn Cooper no le falta sentido del humor y además, la historia transita por lugares en los que estaba o acababa de poner el pie.
Total, que me he divertido con su lectura. No sé si tanto como para correr a por la sgunda parte, El libro de las almas, que acaba de salir este mes de septiembre. Pero más pronto o más tarde editarán la versión de bolsillo y, cuando aparezca, a buen seguro terminará acomañándome de vacaciones. Al tiempo.