“Me da igual, no importa, no te vincules, no te comprometas, no te enamores, no desees, no te hipoteques, no busques, porque todo ello te esclavizará. No persigas bienes materiales, pero tampoco y sobre todo bienes celestiales, porque estos te esclvizarán más”.
España es un estado muy corrupto. Muchísimo. Vivimos en el país en la que los bancos roban a sus clientes, los reyes a sus súbditos y los políticos a todos. Este contexto obliga a reflexionar sobre el papel que ocupan hoy día las mafias tradicionales. Estoy convencido de que los mafiosos son meros empleados a sueldo de empresarios, políticos, dignidades eclesiásticas, constructores y banqueros, pese a que siempre se nos ha vendido lo contrario.
Sirva esta larga introducción para ilustrar el ánimo con el que me he enfrentado con la última novela de Andreu Martín, centrada en el despliegue de las mafias chinas en España. Añádase además el escándalo de Gao Ping -un ejemplo perfecto para ilustrar el nivel de corrupción al que se ha llegado en España- y se entenderá el interés que tenía por abordar el libro.
Sociedad Negra es una buena novela, con una acción impecable, una documentación precisa y un buen ritmo narrativo. Sin embargo, a nivel de contenidos, para mí gusto se queda un poco corta. Quizá porque se centra más en la infantería de las triadas que en su alto mando. Y los sicarios, extorsionadores o proxenetas de cualquier organización criminal se parecen demasiado unos a otros. Una oportunidad perdida pues, por lo demás, el retrato que el autor hace de la comunidad china en nuestro país es bastante convincente.
“Yo no sabía si a esos había que llamarlos tríadas o simplemente hijos de puta...”
Andreu Martín ha escrito esta novela a dos voces; la de un veterano policía nacional y la de un joven trapicheador hispano chino. Esta bicefalia le permite abordar la trama bajo dos puntos de vista diferentes. Un recurso literario que el escritor resuelve con maestría.
Sociedad Negra es un libro que gustará a los amantes de la novela negra o los relatos de actualidad. El único requisito a la hora de enfrentarse a la novela es no ser demasiado impresionable ante los efectos que una katana puede obrar en el cuerpo humano. Avisados quedan
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