"La vida pone un pie delante del otro, silbando una tonada que es lúgubre o alegre, alternativamente, pero siempre pone un pie delante del otro y sigue avanzando".
Haces unos meses, al hilo del anterior trabajo de Donna León, recordé que la autora no había envejecido a sus personajes. Chiara y Rafi llevan 20 años siendo adolescentes, mientras sus padres siguen instalados en ese concepto tan impreciso al que llaman mediana edad. Está bien. En ocasiones te gusta reencontrarte con tus personajes favoritos tal como los dejaste la última vez, y no descubrir en ellos a unos tipos achacosos y vencidos por los años. Además, ver envejecer a los protagonistas de tus historias te obliga a recordar lo viejo que como lector eres, lo cual no es siempre de agradecer.
Sin embargo, el hecho de que Donna Leon mantenga a Brunertti en la eterna juventud no significa que la autora no reflexione sobre el paso del tiempo. Testamento mortal es una constante yuxtaposición entre lo efímero de la vida, evidenciado por unos personajes cargados de años, recuerdos, secretos y cuentas pendientes, y lo impertubable de la belleza que ejemplariza Venecia.
Una novela bonita, en la que no faltan los rasgos familiares que caracterizan la saga -Brunetti no sería nadie sin el inspector Vianello, el superintendente Patta o la signorina Electra- y a la que, como sucede en las últimas obras de la escritora norteamericana, todo lo que pierde de novela negra lo gana como historia entrañable.
Los diálogos, como siempre, magistrales.
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