octubre 01, 2012

Fred Vargas HUYE RÁPIDO, VETE LEJOS

–¿Sabes, Camille, que el día en que Dios creó a Adamsberg, había pasado una noche muy mala?

Segunda dosis de Vargas en un mismo verano. ¿Demasiado? Reconozco que, apenas iniciada la lectura, me sorprendió la semejanza de la trama de esta obra con la de El hombre de los Círculos Azules, de la misma autora y recientemente comentado aquí. Si en uno, los círculos azules pintados en el suelo preceden a los crímenes, en este otro, el número cuatro dibujado en las puertas es quien avisa de inminentes asesinatos.

Pura fascinación simbólica por parte de la autora, imagino, ya que a partir de aquí las historias no se parecen en nada, o no se parecen más de lo que dos novelas protagonizadas por el  comisario Adamsberg  pueden asemejarse entre sí.

En este libro, ya se percibe una cierta deriva gótica -que se ha hecho más evidente en sus últimas novelas- y que se refleja  en la forma de dar cuerpo a la trama con algo tan siniestro como la peste bubónica.

La autora sigue fiel a su estilo, Los personajes estrambóticos y las situaciones surrealistas se dan cita de nuevo en un relato en que, pese a todo, la trama policial se impone sobre el especial universo creado por Fred Vargas con más autoridad que en otras obras.

No hay comentarios: