Si la anterior obra de Romero, Siempre Quise Bailar… era un manual de la novela negra más clásica, La Comisaría Norte se aleja del género para adentrarse en en el terreno de los relatos de acción, sección secretos de estado y comandos especiales. Como sabrá quien haya seguido esta bitácora, salvo honrosas excepciones, mis gustos personales se alejan mucho de este tipo de literatura, representada por autores del estilo de Frederick Forsyth, Clive Cussler o Javier Sierra. Por tanto, no soy el más indicado para criticar un libro en el que en soldados de élite norteamericanos y agentes de la guardia civil combaten juntos, codo con codo, para librar al mundo de las fuerzas del mal.
"Se sintió el Indiana Jones de Nou Barris"
Prefiero quedarme con lo que aporta de bueno. La descripción de la comisaría y sus ocupantes, con evocaciones entre Torrente e Historias de la Puta Mili, es muy divertida. Además, ¡qué caray! Ya era hora de que alguien se acordara de mi barrio, el gran olvidado de Barcelona pese al juego literario que podría dar. Y es que Nou Barris esconde muchas historias en sus calles y aceras. Romero ya localizó algunos pasajes de su anterior libro en esta zona –genial el episodio de la calle Padre Rodés- y ahora le otorga total protagonismo en La Comisaría Norte. Por lo demás, cabe señalar que el libro no aburre. El ritmo es adecuado y el lenguaje, claro y muy directo, invita a la lectura.
Debo reconocer que, leyendo esta novela, llegué a pensar que
había sido escrita antes que Siempre Quise… Caso de ser así se explicarían muchas cosas. En
todo caso, ya conocemos dos facetas de este autor barcelonés. No tengo ni idea
de cuáles serán sus planes de futuro. Por mi parte, espero que pasen por
abundar en la novela negra, un territorio en el que creo que José Luis Romero tiene mucho
y bueno que aportar.
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