diciembre 17, 2013

Petros Márkaris PAN, EDUCACIÓN, LIBERTAD

"En este país hemos llegado a un punto en que cualquiera puede matarte, porque cree que así comenzará la revolución o porque espera que se imponga la dictadura. Depende de a qué bando se pertenezca" Petros Márkaris PAN, EDUCACIÓN, LIBERTAD

Resulta un poco difícil colgar la etiqueta de ciencia ficción a un libro cuya trama se sitúa en un futuro tan presente que arranca en uno de enero de 2014, fecha en la que, según Márkaris, Grecia, Italia y España abandonan el euro.

Es evidente que en Pan, educación, libertad, Petros Márkaris no ha intentado hacer ninguna profecía. Se ha limitado a imaginar el regreso de su país al dracma para arrancar con su ficción. Sin embargo, la realidad que describe apenas debe distar de la que vive el país heleno: recortes salvajes cebándose sobre la población y una parálisis económica que, sumada a la incapacidad política, devienen en un campo de cultivo perfecto para el auge de la ultraderecha. De hecho, el movimiento Amanecer Dorado tiene un papel destacado en esta obra, aunque Márkaris se cuide mucho de mencionarlos por su nombre este nombre en la novela, supongo que por cautela legal. Tanto como aquellos izquierdistas que supieron aprovechar su lucha contra la dictadura para acaparar, cuando ésta cayó, cargos, poder e influencia política y empresarial, constituyéndose en una élite tan corrupta como aquella a la que en su juventud combatieron.

En este ambiente de desolación se mueve el inspector Kostas Jaritos, obligado a descubrir al asesino de tres de los antiguos héroes de la Politécnica, aquellos que en su día ocuparon la universidad al grito de Pan, educación, libertad.

Como en el resto de obras de esta serie, la crónica social no llega a eclipsar la intriga policíaca, planteada con maestría. Sin embargo, los acontecimientos que vive el país heleno cada vez marcan más la historia, llegando a robar en ocasiones el protagonismo a la trama negra. Algo que quizá alerte a los lectores más integristas dentro del género criminal, pero que da una singularidad muy atractiva a la obra.


Tras Con el agua al cuello y Liquidación final, Pan, educación, libertad cierra la llamada Trilogía de la Crisis. A riesgo de equivocarme, apostaría por una continuación de esta secuela. Grecia aún está lejos de recuperar la normalidad como país y narradores como Márkaris van a seguir siendo muy necesarios.

diciembre 02, 2013

Zhouxin Shuó QIAN LONG EL FALSETE Y OTROS MIEMBROS DEL SAINETE

El Gangnam stlyle empezó a sonar de forma estridente dejando paso a una voz en off que inundó la nave: "No se preocupen... les sacaremos de aquí... pero aún no hemos decidió si con los pies por delante...". Sin lugar a dudas, la voz era de la señora Qin.

Que la realidad supera la ficción es un hecho que cualquiera puede comprobar con un simple vistazo a la prensa. No hay thriller capaz de hacer sombra al caso Bárcenas, ni caricatura de reyezuelo que se acerque a la imagen de vividor y putero que proyecta nuestro Juan Carlos. Los mafiosos más sanguinarios de la novela negra se harían caquitas encima si tuvieran que medirse con parte de la ilustre comunidad extranjera que alojamos en Marbella o Baleares y el nivel de corrupción de nuestra justicia trasciende la imaginación de cualquier escritor. Tampoco es fácil crear a personajes con un afán apandador que supere a Montull, Millet o Urdangarín, por citar sólo unos ejemplos.

En este contexto, que nueve personas se basen en un caso real para, a partir de él, fabular cada una de ellas un relato corto, me parece un ejercicio tan original como interesante. El detonante elegido ha sido la famosa operación contra las mafias chinas que operan en España desatada en octubre de 2012 y que dejó al descubierto una inmensa red de complicidades. Un escándalo en toda regla en el que, junto a nombres orientales, salieron a relucir apellidos mucho más castizos, desde empresarios, aristócratas y familiares de la casa real hasta estrellas del cine porno.

El resultado son nueve cuentos muy diferentes entre sí y que reflejan los diversos enfoques que, a partir de una noticia, han aplicado sus autores. Cabe decir que la ficción impera y que los hechos reales se han entendido como un punto de partida para que cada cual deje volar su imaginación, acercando o alejando ésta de la realidad según su antojo.

Más allá de su valor como propuesta sorprende la calidad literaria de los relatos, máxime si tenemos en cuenta que, hasta donde conozco, los autores que se agazapan con seudónimo tras Zhouxin Shuo no se dedican de forma profesional a la escritura.

En definitiva, Qian Long El Falsete y otros Miembros del Sainete nos presenta una forma cuando menos original de acercarnos a la realidad. Me encantaría que siguieran en esa línea. Por suerte o por desgracia, temario no les va a faltar.

noviembre 29, 2013

Andra Camilleri LA DANSA DE LA GAVINA

En aquell instant en Montalbano va decidir que calia modificar l'article I de la Constitució, aquell que diu que el país es basa en el treball "Itàlia és una república basada en el tràfic de dro, el retard sistemàtic i la xerrameca vana".

Nova trobada amb Salvo Montalbano, aquesta vegada en català i mitjançant un llibre publicat per Andrea Camilleri al 2009.

Poc puc afegir sobre aquesta saga que no expresès ja fa uns mesos quan vaig comentar La Edad de la Duda. Tot el que caracteritza la sèrie està ben present a aquesta obra, on potser Montalbano guanya presència en detriment dels seus companys. En tot cas la intriga, la comedia i l’humor acid tan característic de l’autor estan tan garantits a La Dansa de la Gavina com la satisfacció que provoca la seva lectura.

Per aixó en aquesta ocasió vull aturar-me en una qüestió que no sempre rep l’mportància que es mereix: la traducció. L’industria editorial viu una gran crisi, tant per la cojuntura econòmica com per la propia transformació del sector. Aquesta situació està provocant una retallada de costos que, per desgràcia,cada vegada es reflecteix més en el producte final. Així, d’un temps ençà, no es pas difìcil trobar llibres amb unes traducción deplorables, errades d’estil continuades i fins i tot faltes d’ortografia.

Per aixó s’agraeix tant una traducció com la que en Pau Vidal fa de la obra de Camilleri. I es que plasmar l’imaginari d’aquest autor es un repte difícil, donat que la seva prosa ,escrita en italià, està plena de mots y girs sicilians. Vidal ho supera amb nota. La seva traducció sap jugar amb el català per reflectir els diferents accents i expressions dels personatges, sense que el texte traduït perdi naturalitat. Un resultat brillant que evidencia talent i hores i hores de feina.


En resum, sempre resulta un plaer llegir a Camilleri. I fer-ho amb una traducció com la que ara ens ocupa, encara més.

noviembre 25, 2013

Paolo Giordano EL CUERPO HUMANO

"Será ese, además de un porcentaje de su sueldo, el único vínculo que lo ate al hombre al que condenó a muerte, al hombre al que salvó la vida. Dejará que el tiempo actúe sobre ese remordimiento, desgastándolo poco a poco"

Si tuviera que elegir el mejor libro sobre la guerra que he leído en mi vida no dudaría un instante: Inshallah de Oriana Fallaci. Una obra monumental, elevada a partir de su función original como crónica de un conflicto -cubierta a la perfección-  hasta convertirse en un impresionante fresco de la condición humana.


Pues bien, aún salvando y mucho las distancias, no he podido evitar acordarme de Inshallah mientras leía El Cuerpo Humano. Quizá porque ambas obras narran, de forma coral, las peripecias de tropas  italianas en misiones internacionales -aquel la guerra del Líbano y éste la de Afganistán- y porque los dos libros fijan la mirada sobre todo en las personas.


A diferencia de Inshallah, El Cuerpo Humano no tiene pretensión de crónica periodística. Giordano no dedica una sola línea a describir las claves del conflicto en el que sitúa la trama. Hay guerra y punto. Y el enemigo es un elemento abstracto al que tampoco llega a retratar en ningún momento. Tan siquiera se plantea si el conflicto en el que sitúa la obra es más o menos justo. Su mirada se fija en los soldados que cumplen la misión y lo hace alejándose de los tópicos -marciales o pacifistas- que tanto abundan en este género. Lo que tenemos aquí son unos seres vulnerables, a su modo desvalidos y psicológicamente complejos, que reaccionan de forma impredecible y en muchos casos desconcertante ante un paisaje y unos acontecimientos que no entienden y que les son ajenos.

Dicho esto, ¿Que nos aporta El Cuerpo Humano que no encontremos en tantas películas -algunas muy logradas- que nos muestran a soldados despistados enfrentados ante el horror de una guerra real?. Creo que la principal diferencia está en que el lenguaje literario nos permitirá profundizar más en los personajes creados por Giordano y disfrutar de ellos sin que la fuerza visual de alguna imagen impactante nos desvíe del sentido último de la obra. Sólo por ello merece la pena leer este libro.

noviembre 19, 2013

Maurizio de Giovanni EL INVIERNO DEL COMISARIO RICCIARDI

"Como siempre, imaginaba que tarde o temprano hablaría con ella y le contaría cuánta paz le daba verla bordar. Entonces le pediría que bordara y él se sentaría a mirarla; ella sonreiría, inclinando la cabeza hacia un lado y le diría que sí, con aquella voz que él nunca había oido"

El invierno del comisario Ricciardi pertenece a una saga que une en su título cada una de las cuatro estaciones del año con Ricciardi, el policía napolitano que las protagoniza. Pese a ser la primera de esta serie, la he abordado tras leer su sucesora, la primavera del comisario Ricciardi, cuya crítica pueden encontrar aquí. Esta alteración del orden cronológico me ha permitido contrastar un hecho que, para qué negarlo, me he ha inquietado un tanto: lo mucho que se parecen ambas obras. Me explicaré.


Como resulta natural, los diferentes libros que componen una saga suelen tener muchos elementos comunes: el protagonista, los personajes satélites a éste, la ambientación y el estilo general de la obra. En el caso que nos ocupa, estas similitudes son muy destacables debido a lo peculiar del comisario -un tipo que ve muertos a todas horas- sus extrañas relaciones afectivas y el contexto en que que se desarrollan sus aventuras: la Italia fascista de entreguerras.


Sin embargo, más allá de estos elementos que, imagino, darán continuidad a toda la saga, los dos libros que he leído se asemejan en su estructura como dos gotas de agua. Me atrevería a decir que el reparto de los tempos entre la resolución del caso criminal que ocupa, los problemas sentimentales del protagonista, las charlas con sus compañeros de trabajo -limitados a su jefe, el forense y el sargento Maione- , las descripciones minuciosas de Nápoles y el uso de la meteorología como hilo conductor, están repartidos de forma idéntica en ambas novelas. La semejanza llega al punto en que el final se resuelve en el mismo escenario, un teatro.

El resultado es que lo que me sorprendió de forma muy agradable en el primer libro, me ha producido una sensación de dejà vu demasiado acusada en este. Un regusto agridulce que sólo podré resolver cuando me enfrente al resto de la saga. Entre tanto, y dado lo bien que escribe Maurizio de Giovanni, me decanto pòr dar un voto de confianza al raro de Ricciardi y seguir recomendando esta obra.

noviembre 06, 2013

Julia Navarro DISPARA, YO YA ESTOY MUERTO

“Se confesó, hizo penitencia y le pidió cuentas a Dios. Pero sólo escuchó el silencio, el mismo silencio que escucharon millones de judíos, de gitanos, y de otros hombres y mujeres en los campos de exterminio, y decidió callar para siempre”


Cuando acabé La Biblia de Barro escribí en este blog que no sería fácil que volviera a leer a Julia Navarro, aunque tampoco cerré la puerta a hacerlo. Ocho años he tardado en enfrentarme a una nueva obra de esta autora y lo he hecho menos por falta de prejuicios como movido por lo atractivo de la trama: las tribulaciones de una familia judía rusa desde finales del siglo diecinueve hasta la actualidad. Un recorrido entre San Petersburgo y Jerusalén que abarca la primera guerra mundial, la revolución rusa, el auge del nazismo, la segunda guerra mundial y la creación del moderno estado de Israel. Por desgracia, pese a lo apasionante del argumento, el resultado es, a mi juicio, de lo más irregular.


A favor de Julia Navarro cabe decir que, desde que dejé de leerla, ha crecido mucho como escritora. Dispara, yo ya estoy muerto, presenta una estructura compleja y difícil de dominar, que exige oficio por parte de la autora a la hora de manejar una gran multitud de datos y personajes, tanto reales como imaginarios.


Sin embargo, la historia no acaba de cuajar. El ritmo es muy irregular y el libro llega a aburrir en muchos momentos. A ello contribuye en buena parte la notable extensión de la obra. Y eso que, sin que sirva de precedente, entiendo que en esta novela se justifican las novecientas páginas. El problema reside en que resulta muy difícil mantener el interés constante en una historia tan amplia. Desde luego aquí no se consigue. La supuesta sorpresa final que encierra el libro -que no resulta tal a medida que se va leyendo- no es suficiente para sostener la tensión durante los pasajes más tediosos de un libro que, en demasiadas ocasiones, estás deseando acabar.


Sin embargo, lo que menos me ha gustado de Dispara, yo ya estoy muerto debo buscarlo en la carga ideológica que destila y en el hecho de que ésta, por evidente que resulte, se intente justificar bajo un tamiz de falsa equidistancia. Que nadie se lleve a engaños. Por más que se intente camuflar, nos hallamos ante un libro diseñado para glorificar el actual estado de Israel y sacar de paso los colores a los palestinos, quienes parecen merecer cuanto les pase por estupidez o perfidia.

En resumen, Dispara, yo ya estoy muerto es una obra que habla de muchos judíos buenos y en la que Julia Navarro permite que algunos árabes - muy pocos y con grandes contradicciones- también lo sean.

octubre 01, 2013

Sergio Vila-Sanjuán ESTABA EN EL AIRE

"Mantener una relación adúltera en esta Barcelona de principios de los años sesenta no es cosa fácil y acarrea aún notorios desajustes y problemas logísticos. Tan sólo diez años más tarde, el panorama se habrá modificado sustancialmente, todas las barreras habrán caído y ser infiel al cónyuge pasará a constituir un hecho cotidiano, fácil, aceptado y hasta exigido en los círculos más sofisticados, tanto del stablishment profranquista como de la izquierda acomodada"

Sergio Vila-Sanjuán es un conocido periodista especializado en información cultural que dio el salto a la literatura en 2010, con su novela Una heredera de Barcelona. El libro, ambientado en la Barcelona de la segunda década del siglo XX, destacó por la elegante prosa del autor, lo sutil de su trama y el conocimiento de causa que Vila-Sanjuán poseía de los ambientes más elegantes de la ciudad condal.

El autor ha repetido la fórmula en su nueva obra, Estaba en el Aire, trasladándola cuarenta años en el calendario. Ahora nos encontramos en la Barcelona de 1960 y el argumento gira alrededor de un programa de radio “rinomicina le busca” patrocinado por un emergente grupo empresarial catalán. Un marco diferente para un libro que, en esencia, sigue siendo el mismo que escribió en 2010: Las pasiones y desventuras de acomodados burgueses (ya se sabe que los ricos también lloran), el languidecimiento de la vieja aristocracia catalana y la potencia de los nuevos empresarios que, siempre al amparo de la dictadura,  tratan de modernizarse para multiplicar sus fortunas. 

Sergio Vila-Sanjuán parece empeñado en alzarse como el cronista de época de la alta sociedad barcelonesa. Sus dos libros, plagados de referentes familiares, así lo atestiguan.  Por desgracia, lo que en los años veinte era glamour a principios de los sesenta e había transformado en utilitarismo, lo que resta bastante atractivo a esta segunda novela. Además, los personajes de Estaba en el Aire son demasiado recientes, por lo que causan mayor rechazo.


Lo que resulta innegable es la gran influencia que aun hoy ejerce en Barcelona su clase patricia. De no ser así, es difícil explicar cómo Sergio Vila-Sanjuán ha podido ganar el Premio Nadal con esta novela. Sin ser mala, Estaba en el aire se queda muy lejos de la altura de tan prestigioso certamen.  

septiembre 19, 2013

Mario Puzo OMERTÀ

"El Don comprendió que la gloria de Estados Unidos residía en la aparición de grandes familias y sabía que la mejor clase social procedía de hombres que, al principio, habían cometido grandes crímenes contra la sociedad. Aquellos hombres que trataban de hacer fortuna habían construido también Estados Unidos y habían dejado que sus malas obras se fueran desintegrando hasta convertirse en polvo olvidado"

No había vuelto a coger un libro de Mario Puzo desde que en mi adolescencia –y de eso hace mucho, muchísimo tiempo- leí El Padrino. Fue una de las primeras novelas de temática adulta a las que me enfrenté –debía tener unos 14 años- y resultó determinante en mi futura afición tanto por la lectura como por las historias de gangsters. Sin embargo, aquel impacto fue superado con creces cuando descubrí  las películas. No me extenderé sobre lo excepcional de la colaboración entre Mario Puzo y Francis Ford Coppola. Baste decir que, aunque soy de los que siempre prefieren el libro a la película, decidí que las historias de Puzo estaban hechas para ser disfrutadas en la pantalla grande y no comprimidas entre los renglones de una novela.

Leer Omertà me ha redimido de aquel error. Omertà no es un guión en espera de ser adaptado al cine sino una novela bien estructurada y que sabe explotar los recursos narrativos propios de la literatura de género. El libro exhibe un estilo sencillo, muy a la americana, pero bien estructurado. Su trama reúne casi todo cuanto podemos esperar en una historia de la mafia: grandes capos, mafiosos de base, policías y políticos corruptos, idas y venidas entre Sicilia y Estados Unidos,  luparas y metralletas, guerras entre clanes, códigos de honor, vendettas rurales y mucho, mucho olor a pólvora.  Pese a todo, el argumento apenas es previsible y deja lugar para la sorpresa.

Mario Puzo escribió Omertà en 1999 y falleció de un infarto antes de verla publicada.  Teniendo en cuenta que el escritor no conoció ni el 11-S ni crisis como la de Lehman Brothers, sorprende lo premonitorios de algunos de los párrafos de libro. Un rasgo que define a un tipo que, más que visionario, estaba perfectamente informado de lo que escribía.

"Las hipótesis reconocían la imposibilidad de aprobar aquellas leyes (...)que recortarían los derechos de los ciudadanos (...) antes de que alguien consiguiera finalmente hacer saltar por los aires una buena parte de una urbe metropolitana"

"¿Por qué se iba a molestar uno en montar negocios ilegales, siendo así que resultaba mucho más fácil robar millones creando tu propia empresa y vendiendo acciones a la gente?"

En definitiva, vale la pena releer a Puzo, aunque solo será para recordarnos que cine y literatura no son placeres excluyentes, sino muy complementarios.

septiembre 13, 2013

Jesús Carrasco INTEMPERIE

“La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror, él había levantado la espada en vez de poner el cuello.”

Intemperie ha sido una de las revelaciones de 2013, uno de esos libros que, aupados de forma viral, se han llegado a convertir en un pequeño fenómeno. Lo significativo es que esta notoriedad no se ha conseguido en base a ninguna nueva fórmula narrativa, sino recurriendo a un género con tanta tradición en España como es el drama rural.

Intemperie narra con excelente prosa las cuitas de un niño que huye y del cabrero que le da refugio, enfrentados ambos a una naturaleza hostil y a unos hombres sin entrañas. Se ha comparado mucho a Jesús Carrasco con Delibes por el protagonismo que logra otorgar al paisaje. Y es cierto pero, puestos a buscar paralelismos, debo reconocer que esta obra me ha recordado mucho a La Familia de Pascual Duarte, donde la degradación humana y la violencia son una constante.

La trama de este libro es demasiado simple para ser tenida en cuenta. Su fuerza reside en el omnipresente paisaje en el que se enmarca. Un territorio duro, semidesértico, cuajado de peligros y abandonos. Por desgracia, la obra se sustenta también en base  a las minuciosas descripciones con las que el autor nos regala, desde la forma correcta de cargar a un burro hasta cómo debe ordeñarse una cabra, explicadas con todo lujo de detalles y haciendo gala de unas expresiones extrañísimas, al menos para quienes no somos -muy pero que muy- de pueblo.

¿A quien recomendar este libro? Es difícil precisarlo. El lector urbanita debería enfrentarse a Intemperie consciente de que el mundo que descubrirá está tan alejado de él como el planeta Kriptón o La Tierra Media. Eso sí, quien goce del mundo rural y del western camuflado disfrutará con su lectura. Aquel que busque a Delibes no lo encontrará, pero es posible que la novela le agrade. Y quien aún crea que el boca a boca es la forma más sincera de promoción literaria es posible que se lleve una sorpresa.

En mi caso debo reconocer que he disfrutado del dominio del lenguaje de este autor y poco más. Sin restarle méritos a Jesús Carrasco, que los tiene, Intemperie no es mi libro.

Benito Pérez Galdós TRAFALGAR; CÁDIZ (EPISODIOS NACIONALES)

Amo todas esas fortalezas que ha ido levantando la historia, para tener yo el placer de escalarlas; amo los caracteres tenaces y testarudos para contrariarlos; amo los peligros para acometerlos; amo lo imposible para reírme de la lógica, facilitándolo; amo todo lo que es inaccesible y abrupto en el orden moral, para vencerlo; amo las tempestades todas para lanzarme en ellas, impelido por la curiosidad de ver si salgo sano y salvo de sus mortíferos remolinos; gusto de que me digan “de aquí no pasarás” para contestar “pasaré”


Benito Pérez Galdós fue un autor extraordinariamente prolífico. Sólo sus Episodios Nacionales abarcan cuarenta y seis novelas, divididas en cinco partes. Este verano he recuperado al escritor canario releyento Trafalgar y Cádiz, dos libros pertenecientes a su primera serie, la protagonizada  -salvo Gerona- por el joven Gabriel de Araceli.


¿Qué supone enfrentarse al universo galdosiano en pleno siglo veintiuno? Ante todo un inmenso placer, el derivado de reencontrarse con una obra que, en lo esencial, es atemporal.  Subrayo lo de “en lo esencial”, ya que que entenderé que el estilo pueda parecer desfasado a quien se acerque con mirada actual a estos Episodios Nacionales. Y quizá sea cierto, por más que la escritura de Galdós, como testimonio de tiempos y usos pasados, me encanta tal cual es. Pero por encima de estas consideraciones su mensaje es universal y sus reflexiones sobre España siglo y medio más tarde siguen de plena actualidad.


“Los dos bandos que habían nacido años antes y crecían lentamente, aunque todavía débiles, torpes y sin brío, iban sacudiendo los andadores, soltaban el pecho y la papilla y se llevaban las manos a la boca, sabiendo que les nacían los dientes”


Galdós es uno de los grandes del siglo XIX. Quizá sus Episodios Nacionales carezcan del sentido de la aventura de un Dumas o de la grandiosidad épica de Tolstoi, pero a cambio aportan una visión periodística que insufla de frescura y verosimilitud a una crónica que, con la ficción como excusa, disecciona casi cien años de nuestra historia.

Recuerden que buena parte de la obra de Galdós, incluyendo muchos de estos episodios, puede descargarse de forma legal y gratuita desde plataformas como Amazon.

Dan Brown INFERNO

Yo soy la sombra. Yo soy vuestra salvación. De modo que aquí estoy, en lo más hondo de esta caverna, contemplando la laguna que no refleja las estrellas. Hundido en este palacio sumergido, el infierno se cuece bajo las aguas. Pronto estallará en llamas. Y, cuando lo haga, nada en la Tierra será capaz de detenerlo.

Cualquier mortal puede reforzar su prestigio intelectual poniendo a parir a autores como Dan Brown. Es fácil y hacerlo eleva nuestro caché como iniciado en los arcanos de la Verdadera Literatura, sobre todo si nos movemos en entornos con escasa afición a leer. Pues bien, aunque todos tenemos prejuicios, yo en primer lugar, este blog intenta alejarse de dogmas y juicios preestablecidos. Bajo este prisma trataré de analizar la presente obra.

He leído varios libros de este autor. El Código da Vinci me pareció un plagio enfocado con mucha habilidad hacia un público que jamás percibiría la suplantación y recibiría el mensaje como un verdadero descubrimiento. Un acierto muy rentable para Dan Brown, quien supo ver el filón donde tantos otros habían pasado sin imaginarlo siquiera. Ángeles y Demonios logró entretenerme sin más. Y El Símbolo Perdido es uno de los mayores truños que he leído en mucho tiempo. Por tanto, al enfrentarme a Inferno podía esperarme cualquier cosa.

El resultado,tras leerla, es que me ha gustado.

Inferno reúne bastante de lo que se necesita para hacer agradable una lectura veraniega: es ligera, con la acción bien dosificada, se desenvuelve en parajes muy atractivos, plantea temas de actualidad y tiene un importante componente didáctico

Dan Brown sigue fiel a un estilo que, de puro neutro, hace casi imposible encontrar en él un ápice de literatura. Repite también protagonista y esquema general de la obra: el profesor Robert Langdon dispondrá de poco más de veinticuatro horas para descifrar un peligroso enigma, que en este caso pivota en torno a la figura de Dante . Como en anteriores obras Langdon se acompaña de una bella joven y la acción se desarrollará en escenarios muy atractivos, como Florencia, Venecia o Estambul.

En definitiva, Inferno es un divertimento que, de rondón, plantea también algún asunto interesante de fondo, como el problema de la superpoblación o los límites de la ciencia.

julio 24, 2013

Andrea Camilleri LA EDAD DE LA DUDA

"Sólo debía dar cinco o seis pasos para llegar a la galería, y quizá encontrar la felicidad. Sin embargo, tenía miedo; esos pocos metros eran peor que una travesía transoceánica, lo llevarían muy lejos de la existencia vivida hasta entonces, sin duda cambiarían por completo su rutina ¿Sería capaz a su edad?".

La mayoría de intentos de convertir sagas literarias en series televisivas suelen acabar en fracaso. España ha sido especialmente terrible a la hora de machacar personajes de ficción. Pienso en Petra Delicado, trasladada a la fuerza de Barcelona a Madrid para mayor gloria de nuestro rancio nacionalismo mesetario, o de Pepe Carvalho, transformado para la pequeña pantalla en una especie de depredador sexual, incapaz de pensar más allá de la punta de su polla. Por fortuna, hay honrosas excepciones a esta regla, que casi siempre han venido de fuera. Podría citarse la genial adaptación de los casos del detective Hércules Poirot realizada por la BBC sobre las novelas de Agatha Christie o, atendiendo al libro que nos ocupa, la estupenda recreación hecha por la RAI de los casos del comisario Montalbano, el célebre personaje de Andrea Camilleri.

Hay que reconocer que una imagen, valga o no más que mil palabras, tiene potencia suficiente para condicionar la lectura. Y es que, tras ver la serie, es muy difícil imaginarse a Montalbano sin el rostro de Luca Zingaretti o a Catarella sin la voz de su doblador al español. Y sin embargo, estas limitaciones no impiden en absoluto disfrutar del libro. Hasta diría que ayudan, ya que permiten recrearnos en unos personajes que, al menos para quienes hemos seguido sus andanzas en televisión, nos resultan entrañables.

La Edad de la Duda se deja leer con verdadero agrado. El estilo es directo, muy conciso y sin adornos innecesarios, pero en ningún momento resulta frío. Además, más allá de la trama policíaca, el sentido del humor de Camilleri golpea cuando menos se le espera, proporcionando situaciones que provocan desde la sonrisa hasta la carcajada.  Por ello, por lo que me gusta este autor y lo bien que me lo hace pasar, prefiero relativizar detalles como un desenlace que quizá no está a la altura de la novela y perdonar algún gazapo gordo, como situar a Israel, Líbano, Siria y Turquía en el continente africano.


Andrea Camilleri arrancó esta saga  en mil novecientos noventa y cuatro, cuando contaba sesenta y nueve  años, y sigue con ella a sus ochenta y ocho.  Sin duda, la edad tiene mucho que ver con su humanismo. Y es que, partiendo de la novela negra, el autor centra su mirada sobre todo en las personas, sabe ser indulgente con nuestros defectos y exalta deliberadamente los valores más nobles que, aunque a veces no lo parezca, aún nos quedan.

julio 17, 2013

Javier Marías LOS ENAMORAMIENTOS

"Podemos ser un obstáculo para alguien sin buscarlo ni tener ni idea, estar en medio, entorpeciendo una trayectoria contra nuestra voluntad o sin darnos cuenta, y así ninguno jamás está a salvo, todos podemos ser detestados, a todos se nos puede querer suprimir, hasta al más inofensivo o infeliz".

Este blog ha criticado sin compasión muchos libros. La mayoría de ellos, sin embargo, no eran obras de literatos, sino de personas enfrentadas sin arte o fortuna al duro ejercicio de escribir. Javier Marías es todo lo contrario. Nos encontramos ante un escritor que hace gala de ello, laureado y miembro de la RAE, un tipo que, además, no se priva a la hora de caricaturizar a sus colegas, tildándolos de petulantes y vanidosos. Un genio humilde, vamos. Y precisamente por eso, lo que en otro escritor de menos fuste podría justificarse, resulta imposible de perdonar en Javier Marias. 

Los enamoramientos es un libro horroroso. Podría argumentar esta afirmación hablando de la trama, casi inexistente, pero aun así aburrida y previsible. Aunque lo peor lo encarnan los personajes, unos seres monocordes y tan similares entre sí que llegas a no saber cuándo lees a uno u otro: todos piensan igual, se expresan de la misma forma, utilizan las mismas palabras, sus razonamientos son idénticos  y además parecen aquejados por una común incontinencia que les hace cavilar de forma obsesiva, en voz y pensamiento, en torno al mismo tema.

¿Y qué es ese asunto sobre el que Javier Marías da vueltas y vueltas, repitiéndose una y otra vez hasta aburrir incluso al lector más predispuesto? Pues nada demasiado complejo. De hecho, nuestro refranero lo resume de en una sola frase: “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”. Un genial ejercicio de síntesis que queda muy lejos de la capacidad del autor, ya que Javier Marías necesita cuatrocientas páginas y toneladas de tedio para llegar a tan elemental conclusión.

Lo curioso de Los Enamoramientos es que, abriendo cualquier página al azar, no es difícil encontrar comentarios atinados y reflexiones originales  que inviten a la lectura. EL problema es que los repite hasta el hartazgo  sin conseguir en base a ellos elaborar una obra que se sostenga por sí misma.

Para hacer una buena novela se necesita algo más que escribir bien. Una prosa brillante de nada sirve si el conjunto no mantiene una mínima coherencia. Una sola idea, por mucho que atraiga al autor y por poderosa que éste la crea, no siempre da para construir alrededor de ella una historia. Y un truño, lo escriba quien lo escriba, truño es. 


julio 08, 2013

Donna Leon LAS JOYAS DEL PARAÍSO

"Se preguntó si en la actualidad había alguna creencia que tuviese la misma fuerza para la mayoría de los europeos; se le ocurrió que una forma de determinarlo sería pensar en aquellas cosas por las que la gente estaría dispuesta a morir. ¿La transubstanciación? La Trinidad? Indudablemente, no. ¿Por salvar a la familia o a la persona que aman? Si. Pero más allá de eso y de intentar salvar su patrimonio, a Caterina no se le ocurría nada más."

Uno de los grandes atractivos a la hora de abordar Las Joyas del Paraíso estriba en que nos permite leer una obra de Donna León ajena al comisario Guido Brunetti, el célebre policía que protagoniza la mayoría de sus libros.  Eso sí, la  novedad acaba ahí, pues  el escenario en que se sitúa la historia sigue siendo Venecia y la temática gira en torno a la ópera, una de las grandes pasiones de la autora, presente de una forma u otra en varias de sus novelas.

El resultado, bajo mi opinión personal, no ha estado a la altura de la expectativa.  En su empeño por hacer una intriga ligera, culta y alejada del género negro, Donna León ha creado una historia que peca simplona, incluso aburrida en algunos momentos, que no llega a enganchar al lector.  Por fortuna, la autora no aparca el estilo que caracteriza a su saga. Su lenguaje ágil, la mordacidad en las descripciones y su maestría a la hora de desarrollar diálogos siguen presentes. Este hecho, unido al paisaje familiar de Venecia, hacen que Las Joyas del Paraíso sea como un libro de Brunetti pero sin el comisario, ni policías, ni villanos, ni muertos. Por desgracia, al despojarla de estos elementos, nos encontramos ante una novela muy tibia.

Tras advertir de qué es y qué no es este libro, recomendaría Las Joyas del Paraíso tan solo a los  incondicionales de Donna Leon y a los perdidamente enamorados de Venecia. Como yo mismo, lo reconozco.

Javier Sierra EL MAESTRO DEL PRADO

"Que de algún modo, con la ayuda de la Virgen y de San Juan -de espaldas, a la izquierda del lienzo-, a venia de la Trinidad y la continuidad de su estirpe, iba a seguir ejerciendo su influencia sobre el reino.
-¡Tiziano y Carlos de Habsburgo! ¡Menuda complicidad la de esos titanes!"

Reconozco que la culpa es mía y sólo mía pero ¿qué quieren que les diga? El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y además, quien nace ingenuo, ingenuo es y será mientras exista.

El caso es que me había prometido a mí mismo huir de Javier Sierra tras el trauma intelectual que me produjo su  anterior novela El Ángel Perdido, justa ganadora del premio Truñolibro a la peor obra leída en 2011. Incluso hace poco más de dos meses les recomendaba que huyeran del título que hoy nos ocupa aunque, repasando lo escrito, ya dejaba entrever que esta nueva entrega me suscitaba algún interés. ¿Cuál?

Siempre me ha atraído leer sobre misterios. La idea de profundizar en supuestos mensajes escondidos en algunos cuadros de El Prado era una tentación demasiado grande. Por otra parte, el libro en sí es muy bonito: incorpora ilustraciones, intercala láminas, desplegables,  conformando en su conjunto un producto con nivel de calidad poco habitual ediciones masivas. Así que, con mucha precaución, me decidí a abordar la obra.

El resultado he superado mis perores expectativas. El Maestro del Prado es un libro horrible, malísimo. El protagonista resulta repelente desde la primera página y la trama, pese a ser un mero hilo conductor, alcanza la categoría de pésima. En cuanto a los supuestos misterios escondidos en los cuadros, sus famosos pintores fliparían en colores si leyeran el galimatías sin sentido en que Javier Sierra se enreda para elaborar,  en base a vaguedades, contradicciones y aportaciones de su propia cosecha, unas teorías que hieren la inteligencia de quien las lee. Y todo en base a unos supuestos secretos que, según el autor, podrían cambiar la faz del mundo, aunque  para la mayoría de los mortales sean tan irrelevantes como anacrónicos.

En definitiva, podría decirse que El Museo del Prado es una obra para olvidar. Pero no es cierto, conviene recordar lo mala que es por si algún día volviera a sentir la tentación de leer algo de su autor, por atractiva que pudiera parecer su propuesta.

junio 17, 2013

Javier Cercas LAS LEYES DE LA FRONTERA

“A los dieciséis años todas las fronteras son porosas, o al menos lo eran entonces; y lo cierto es que la frontera del Ter y el Onyar resultó tan porosa como la del Liang Shan Po, o al menos lo resultó para mí: tres meses atrás yo había dejado de ser un charnego de clase media para ser un quinqui, y tres meses más tarde dejé de un día para otro de ser un quinqui para volver a ser un charnego de clase media.”

De por general, suelo hacer las crónicas de los libros en cuanto los termino. Hay obras, sin embargo,que exigen dejarlas reposar antes de analizarlas. Y la lectura de Las Leyes de la Frontera de Javier Cercas me ha provocado tantas contradicciones que, al cerrar su última página, era incapaz de afirmar si me había gustado o no. Por ello he preferido demorar unos días este comentario y darme un tiempo para reflexionar sobre esta novela.

Muchas de los paisajes que este libro narra forman parte del imaginario de mi propia vida. A finales de los setenta yo también era un adolescente y mi barrio, tal como cita Cercas, se dividía en una infinidad de sutiles fronteras que separaban o unían mediante líneas poco definidas la sencillez de una zona obrera inmigrante de la más pura marginalidad. Fronteras que, no nos engañemos, sólo sabíamos trazar los que allí vivíamos. Para la gente de fuera, Nou Barris (En aquellos tiempos Verdún, Roquetas o La Trini) eran barrios de quinquis, charnas y lolailos, sin más.

Como testigo de aquella época también conocí el fenómeno de las bandas juveniles, la transformación de sus miembros en delincuentes y su final como drogadictos. Buena parte de esa generación, que es la mía, murió por culpa de la heroína o consumida por el SIDA, las dos grandes pandemias que, en macabra comunión, masacraron a decenas de miles de jóvenes en la España de la transición. Quizá por lo ignominioso de aquella etapa no hay muchos testimonios de la misma, más allá de algunos documentales (Les recomiendo éste en especial, es demoledor) y las discutibles películas de José Antonio de la Loma. Quizá los testimonios más desgarradores, aunque tambén muy deformados, los encontramos en las letras de las canciones de grupos como Los Chichos, Chunguitos y otros de la rumba marginal.

Las Leyes de La Frontera tampoco será el gran libro que glose aquella generación. Ni creo que Cercas lo pretendiera al escribirlo. Más bien pienso que el autor aprovecha un capítulo de nuestra historia más reciente, no demasiado tratado, para dar rienda suelta a sus obsesiones: la idea del mito, las causalidades que pueden marcar tu vida, el pasado que siempre vuelve, la mala digestión del éxito, la volatilidad de la fama, o cómo cambia nuestra perspectiva sobre la forma de entender el mundo a través del tiempo.


Por tanto, que nadie busque en Las Leyes de la Frontera un relato de aventuras. Arturo Pérez - Reverte podría hacer maravillas con unos personajes así. También errará quien tome esta obra sólo como un retrato histórico. De hecho, algunos detalles revelan hasta cierta despreocupación en documentar la época -citar a Franco Battiato como a uno de los baladistas horteras italianos que sonaban en España a finales de los 70 es imperdonable-. Tampoco creo que sea un libro redondo. De hecho, reconozco que algunos de sus enfoques no me gustaron. Sin embargo, casi un mes después haberlo leído, aun sigo reflexionando, a partir de este libro, sobre mí mismo, mis propias causalidades, la deriva de mi vida y la perspectiva que de la misma, quien sabe si de forma real o distorsonada, me otorgan los cincuenta y un años largos que llevo a cuestas.

En definitiva, me confieso incapaz de concluir esta crítica de manera desapasionada. Es evidente que con Las Leyes de la Frontera Javier Cercas ha sabido tocar mi fibra.

mayo 24, 2013

Santiago Posteguillo LA NOCHE EN QUE FRANKENSTEIN LEYÓ EL QUIJOTE


"La historia es memoria y tenemos memoria colectiva desde que anotamos lo que nos sucede, pero más allá de la historia, mucho antes, seguramente en alguna cueva del paleolítico, un hombre dejó perplejos a los miembros de su tribu con un relato sobre una cacería; o quizá fue una mujer con un cuento que se inventó sobre las nubes y las estrellas para calmar el miedo de un niño.
Y ahí empezó todo".

Hay libros que entran por los sentidos. En ocasiones, basta un título curioso para llamar la atención. Cuando además se acompaña de una ilustración de portada tan bien resuelta como la que nos ocupa, la tentación de hacerse con él aumenta. Si, como es mi caso, a estos reclamos se suma  que aun no me había atrevido a leer nada de Santiago Posteguillo por lo voluminoso de sus novelas -con las que podría calzarse un Boeing, llegué a afirmar en este blog- las apenas 200 páginas de esta obra acabaron por forzar mi decisión.


¿Que esconde La Noche en que Frankenstein Leyó al Quijote? Pues una serie de artículos, en algunos casos novelados, que describen diferentes curiosidades relacionadas con la literatura, sus autores o los libros que escribieron. Desde la biblioteca de Alejandría hasta Harry Potter, pasando por Dumas, Kafka y Dostoiewski, por citar sólo unos ejemplos. El resultado es un anecdotario didáctico y ameno, aunque bastante ligero en sus contenidos, concebidos para satisfacer tanto a adultos como a los más jóvenes.

En definitiva, sin ser una lectura arrebatadora, La Noche en que Frankenstein Leyó al Quijote satisfará a quienes gustan de conocer historias sobre literatura, o deseen iniciar a sus hijos o alumnos en ella.