octubre 01, 2012

Toni Hill EL VERANO DE LOS JUGUETES MUERTOS

"La oyó reírse, y se dijo que precisamente era eso lo que echaba más de menos últimamente en su vida: no alguien con quien follar, o con quien pasear o con quien vivir. Alguien con quien reírse de esta vida de mierda".

Si en la anterior entrada comentaba la excelente salud que parece exhibir la moderna novela negra barcelonesa, el libro que ahora nos ocupa reafirma aquella impresión.

Y no es que ambos libros se parezcan. Al contrario, mientras “Siempre Quise Bailar…” recrea –con gran acierto- todos los lugares comunes del género,  El Verano de los Juguetes Muertos se sustenta sobre todo en lo sólido de la historia y en la credibilidad que transmiten sus personajes.

Sorprende Toni Hill por lo bien que controla el “tempo” de la novela, afinando el momento en que corta cada capítulo con la misma precisión de un director de cine al cambiar de escena. Ello infunde a la narración un ritmo propio, que le permite transitar airosa por una intriga en ocasiones compleja.

En definitiva, El Verano de los Juguetes Muertos es un buen libro en el que secretos de familia, ciertas dosis de nihilismo y un relato más crudo que violento, conforman una novela que gustará a los amantes del género negro  y a aquellos que aprecien las historias bien resueltas.

septiembre 13, 2012

José Luis Romero SIEMPRE QUISE BAILAR COMO EL NEGRO DE BONEY M


"Barcelona es una ciudad donde la violencia no respeta ni a los viejos ni a los niños, una ciudad donde la vida en su estado natural es cruel y a veces sucia, una ciudad donde reina una batalla sin cuartel de todos contra todos y donde los más fuertes y los más sinvergüenzas avasallan a los más débiles".

Reconozco que compré esta novela hace un par de años con el mero fin de regalarla para un cumpleaños, dado lo bien traído del título. Y que, pese a adquirirla con un fin tan utilitario, me quedé con ganas de descubrir qué escondía. Por el título, claro. Así que, cuando este verano pude asaltar la librería de mi cuñada, beneficiaria en su momento de aquel presente, tuve claro qué le iba a pillar.

Pues bien, Siempre Quise Bailar Como el Negro de Boney M es un libro excelente, una de las mejores lecturas que he podido disfrutar este año. Un tributo a la novela negra, narrada por alguien que en cada párrafo evidencia cuanto ama este género.

Siempre Quise Bailar Como el Negro de Boney M es, hasta donde sé, la primera obra de José Luis Romero. Una ópera prima que revela un nivel poco usual de coherencia en su autor: José Luis tiene cosas  que contar, sabe cómo hacerlo, y conoce bien acerca de lo que escribe. A veces le traiciona su debilidad por los arquetipos, lo que hace que algunas conversaciones –con su secretaria, por ejemplo­­- resulten poco creíbles. Pequeños detalles perdonables porque, por lo demás, la obra es casi redonda. Romero ha leído a los clásicos y se nota.  Siempre Quise Bailar Como el Negro de Boney M rebosa cinismo, whisky, humo de tabaco, algo de denuncia social, alcohol, hostias como panes, incorrección política, sexo y mucho humor, al servicio, eso sí, de una historia interesante.

Un buen libro, en definitiva, que demuestra que la novela negra barcelonesa -en mi opinión un subgénero en sí misma - goza de una salud excelente.

PD: Documentándome para esta entrada he descubierto que Siempre Quise Bailar Como el Negro de Boney M se vende en Amazon a tan solo 0,99 € en su formato ebook. Por ese mismo ridículo precio, podemos encontrar también la nueva novela de Romero, La Komisaría del norte.  Motivo más que suficiente para comprar un Kindle ¿No creen?

agosto 20, 2012

Andrés Pérez Domínguez EL VIOLINISTA DE MAUTHAUSEN


Franz Müller se había alejado de Alemania seis años antes porque quería probar suerte como violinista pero también porque no le gustaba lo que veía en Berlín, pero él es alemán, y en algún rincón de su conciencia ha preferido pensar que lo que imaginaba no podía ser verdad, que era imposible que existieran esos campos adonde decían que se llevaban a la gente”.

Hay libros cuyo mero título ya evoca. El Violinista de Mauthausen es, sin duda, uno de ellos. Tanto que, ante la perspectiva de visitar el campo de exterminio, consideré necesario comprarlo. También ocurre en ocasiones que, tras leer unas pocas páginas, obras en las que había depositado grandes esperanzas, devengan en una enorme frustración. Por desgracia, también ha sido el caso.

El Violinista de Mathaussen se me había vendido de forma errónea como una suerte de crónica novelada del periplo de los presos españoles en aquel campo nazi. No es así. La poca información que ofrece tan siquiera llega a la que podamos encontrar, no ya en la wikipedia, sino en cualquier guía del lugar no demasiado extensa.

Exculpando de antemano al autor por la confusión, lo que queda es una historia de triángulo amoroso ambientada en la segunda guerra mundial. Y es aquí donde esta novela muestra todas sus carencias, que no son sino las de su autor.

Entendámonos, el problema no es lo que se cuenta, que incluso podría tener su cierta gracia, sino cómo se plasma en letra escrita: lenguaje plomizo, ausencia de ritmo, patinazos incomprensibles y un estilo general que, para no alargarme, muestra el amplísimo margen de mejora que Andrés Pérez Domínguez tiene por delante como escritor.

julio 25, 2012

Fred Vargas EL HOMBRE DE LOS CÍRCULOS AZULES

"La mujer degollada tenía los ojos abiertos y aterrorizados, y también la boca abierta, casi con la mandíbula desencajada. Producía la impresión de que estaba a punto de gritar la gran frase escrita a su alrededor, "Victor, mala suerte, ¿qué haces fuera?".

El Hombre de los Círculos Azules  significó el inicio de la saga protagonizada por el comisario Jean Baptiste Adamsberg. Para mí, que me acerqué a este personaje desde obras más recientes, ha sido toda una sorpresa descubrir que en un principio Adamsberg era todavía más raro que en sus últimas novelas, que ya es decir.  Todo un mérito que apuntala a este policía como uno de los personajes más extraños de la novela negra actual.

Nos encontramos pues ante la primera piedra de un proyecto que ha encumbrado a Fred Vargas a nivel internacional. Analizada en retrospectiva, la novela acumulaba méritos para convertirse en un éxito. Más que por lo original o complejo de la trama, por el planteamiento tan particular de los personajes. En este sentido creo que ha habido una cierta evolución. En las últimas obras he visto a un Adamsberg más contenido mientras, curiosamente, sus compañeros de trabajo en la comisaría han ido desquiciándose de forma progresiva. En el libro que nos ocupa, apenas tienen relevancia, a excepción del inspector Danglard, otro tipo digno de estudio.

En definitiva, El Hombre de los Círculos Azules es un buen libro, entretenido y, en ocasiones, sorprendente. ¿Se puede pedir más para pasar el verano?

julio 16, 2012

Lluís Llach MEMÒRIA D'UNS ULLS PINTATS



"Avions! Eren bombarders! Molts. Imponents. Volaven baixos. Tot i la poca claror de la lluna poguérem veure els seus perfils, metal·lics, quasi negres, i com s'acostaven alineats. Quedàrem allà immòbils, petits enmig del mar, garratibats, impotents mentre per damunt dels caps ens passava aquella ferralla en direcció a la ciutat. Malgrat la nit i la consigna de llums apagats, Barcelona es veia diàfana a l'horitzó. Aquella lluna mig mora els guiava perfectament per abocar-hi la mort.
I va ser així com involuntariament assistírem, des del mar, al bombardeig de Barcelona"

Reconec que, tot i que el fenomen de la nova cançó va esclatar a la meva adolescència, no  vaig començar a gaudir de la música d’en Lluis Llach fins molts anys mes tard, degut al rebuig ancestral que llavors sentia vers els cantautors. Potser per això vaig decidir que no volia trigar tant en conèixer la seva nova vesant com a escriptor, malgrat les reticències que sempre tinc quan em trobo davant del debut literari d’un famós, encara que sigui en el terme mes noble de la paraula.

Doncs bé, Memòria d’uns Ulls Pintats es un llibre excel·lent. Sense dubtes, la millor novel·la que he llegit aquest 2012. I això que encara tinc la memòria fresca amb dos obres molts bones que tracten el mateix període: El Lector de Julio Verne -la postguerra-  i, sobre tot, Cabaret Pompeya.

Memòria d’uns Ulls Pintats son molts llibres en només un. Descriu les convulsions de la república, la bogeria de la guerra civil i el terror de la dictadura i ho fa carregat d’ideologia, amb tot l’orgull.  També es un cant a la vida, a la joventut, a les contradiccions de l’adolescència i a la descoberta de la sexualitat. Sap transmetre els valors tan humans  com la amistat o la solidaritat entre veïns o desconeguts, només pel fet d’ajudar a qui ho està passant tant malament com tu. I, per sobre de tot, Memòria d’uns Ulls Pintats es una gran història d’amor.

La prosa de Llach es molt acurada, precisa a les expressions i sense floritures inútils. Les seves descripcions del barri de La Barceloneta son memorables, i resulta creïble tant quan explora els terrenys de la intimitat dels seus personatges,  com quan descriu situacions duríssimes, que també n’hi ha.

En definitiva, amb la Memòria d’uns Ulls Pintats, Lluis Llach ha creat una petita obra d’art.

junio 28, 2012

Donna Leon LA PALABRA SE HIZO CARNE


“Se sirvió una copa de vino blanco y sacó una silla a la terraza, donde permaneció una hora sentado contemplando cómo la luza se iba apagando hasta desaparecer, bebiéndose a sorbos su vino y dando gracias porque todos tuvieran vidas y cuestiones de las que ocuparse, ajenos a las terribles mentiras y decepciones que llenaban sus días”.

En anteriores crónicas de esta saga,  apuntábamos ya que cada nueva obra de Donna Leon pierde componente de novela negra respecto a la anterior, y gana como ejercicio de estilo. La Palabra Se Hizo Carne no es una excepción. Una trama justita que  sirve como excusa para describir situaciones y desarrollar unos dialogos muy bien planteados. ¿Es eso suficiente? El arte de Donna Leon como escritora se demuestra en pasajes como el de la visita al matadero, pero quizá sus seguidores esperábamos una historia menos previsible.

Como en todos los libros de la saga Brunetti, por La Palabra Se Hizo Carne desfila buena parte de los personajes  habituales en sus historias el inspector Vianello, la signorina Elettra, o el vicequestore Patta.  De entre ellos, hoy querría destacar a Paola, la esposa del comisario. Y es que esta mujer se supera de libro en libro.

Paola lo tiene todo. Es intelectual, trabaja en la Universidad, rica heredera de una de las principales familias de la ciudad, abnegada ama de casa –nadie, ni de dentro ni de fuera, le ayuda en las treas domésticas- , entregada madre ante sus hijos y principal confidente de su marido. Por si esto fuera poco Paola está buenísima y además cocina de maravilla unos platos, en ocasiones muy sofisticados, que ella elabora a diario para complacer a su familia. En este libro Paola llega al extremo de leer la mente de su marido a distancia, capaz de, por ejemplo,  adivinar cuando llegará Brunetti a casa con ganas de beber champlagne franceés, en lugar de vino o prosecco. En fin, Paola es tan perfecta que a muchos nos daría miedo cnvivir con alguien así, convencidos de que un ser como ese necesariamente debe esconder un lado tan oscuro como tenebroso tras esa fachada.

En definitiva, La Palabra Se Hizo Carne no es un gran libro, tanto por sí mismo como comparado con le resto de la saga en que se emarca.  Le salva del “poco recomendable” el cariño que tengo a Brunetti y algunos destellos como la misa de difuntos con que cierra la obra.

junio 25, 2012

Almudena Grandes EL LECTOR DE JULIO VERNE

"Así era el mundo, mi mundo, el lugar donde yo había crecido, donde había vivido durante nueve años, una ciénaga donde los valientes, los leales, los inteligentes, tenían que dejar de serlo si no querían morir jóvenes, y la autoridad se apoyaba en la traición, y los traidores lo eran siempre por dinero, y los héroes vivían como animales mientras los cobardes, los chivatos, los analfabetos, comían caliente y dormían en sus camas, amparados por el respeto de las personas decentes".


Con su anterior novela,  Ines y la Alegría, Almudena Grandes se embarcaba en un ambicioso proyecto titulado Episodios de una guerra interminable, con el objetivo de recuperar la memoria  casi extinguida de una lucha antifranquista que, en contra de lo que muchos creen,  no acabó en 1939. Por ello, al analizar sus dos últimos libros, prefiero separar la parte histórica de la puramente literaria.

Si nos centramos en la primera,  su labor es excelente. Almudena rescata en ambas obras detalles apasionantes  de nuestra historia que, a fuerza de querer ser ocultados, corren el riesgo real de acabar en el olvido.  Un diez. Respecto al aspecto literario, el resultado es, a mi juicio, más desigual

Debo reconocer que Inés y la Alegría no me gustó como novela, aun reconociendo el valor de la obra. El problema es que nunca llegué a creerme a la protagonista. Algo que, por fortuna,  no sucede en su nueva creación. El lector de Julio Verne nos presenta una trama robusta y muy bien articulada, en la que brillan unos personajes perfectamente construidos.  Pocas veces he leído una descripción tan precisa de la difícil convivencia entre ambos bandos –vencedores y vencidos- en la postguerra. Con ideología, sin duda, y muy clara, pero huyendo de maniqueísmos fáciles o injustas  equidistancias.

Es interesante subrayar que, a la hora de escribir, en Almudena conviven dos estilos.  Por un lado, el que caracteriza a la precisa narradora de personas y situaciones. Por otro, el que define la exuberante prosa que la autora exhibe cuando se trata de describir sentimientos.  Si el primero es claro y conciso, el segundo se desparrama en un torrente de frases, larguísimas y apenas separadas por algunas comas, que en ocasiones apabulla al lector. Un recurso que puede gustar más o menos pero, viendo la fruición con que lo utiliza, no cabe duda de que define a la autora.

En definitiva, El Lector de Julio Verne es un buen libro, que satisfará tanto a los amanrtes de la literatura de calidad como a aquellos que deseen bucear en nuestra historia más reciente. Eso sí, como este país es como es, dudo que apasione a quienes comulgan con nuestra moderna derecha. Una pena porque ellos, más que nadie, necesitan este tipo de lecturas. Además, con lo que ha llovido desde entonces, los Episodios de una Guerra Interminable de Almudena Grandes no deberían levantar ya ninguna ampolla. ¿O sí?

mayo 28, 2012

Carlos Zanón TARDE, MAL Y NUNCA


"La violencia no tiene orejas. No avisa de su llegada. No corre ni salta: solo estalla. Resulta estimulante no contenerse, no aplicar ningún freno intelectual ni moral. No preguntarse si es correcto o no hundir un puño en la cara de una mujer, asestarle zapatazos allí donde no se cubre, tirarle de la cabellera hasta que ella ayuda un poco y se pone a andar. El olor de la sangre, como el de la gasolina o la cola, es profundo, intenso. Llena por completo los agujeros de tu cabeza, te recuerda que en algún sitio existe un orden que sólo dictas tú. ¿Cómo evitar que eso no te guste?"

Cuenta Carlos Zanón que no descubrió que esta obra era una novela negra hasta un año más tarde de su publicación, cuando gantó el premio Brigada 21. Algo lento de reacciones me parece el autor ya que cualquiera que se acerque a Tarde Mal y Nunca descubrirá, desde sus primeras páginas, que esta narración es más negra que los cojones de Obama.  Y utilizo esta vulgaridad con plena conciencia, en un intento de situar el nivel intelectual de cualquiera de los protagonistas del libro.

Tarde Mal y Nunca es una novela de la mala vida. De tipos marginales de barrio abandonado, machistas, hiper violentos, con el cerebro embotado por las drogas y una capacidad intelectual rayana a lo nulo. Aprendices aventajados de delincuentes que ya han consumado el fracaso y a los que sólo les queda esperar a que sus vidas deriven, inevitablemente, en tragedia.

La novela es cruda, desgarrada y sin atisbo de poesía. Vivir en la marginalidad es una mierda y tratar de buscar algo de lirismo en ello resultaría, cuando menos, hipócrita. Algo que se agradece al autor, quien además huye de cualquier juicio moral

Resulta difícil valorar esta novela. Desde luego no recomendaría Tarde Mal y Nunca a personas sensibles, ni tampoco a quienes buscan la belleza en la lectura. Eso sí, el libro de Zanón hará las delicias de nihilistas y de los que, parapetados en sus cómodos sillones, adoran las historias de macarras, desde El Vaquilla o Perros Callejeros hasta mi añorado Makinavaja.

mayo 21, 2012

David Lodge TRAPOS SUCIOS


"¿No ve nada sexual en sentarse completamente desnuda con un desconocido en una cajita de madera?"

Si hace poco expresaba las reticencias que me provoca un volumen de más de 5 centímetros de lomo, esta vez toca quejarme por quienes deciden lanzar a precio de libro una obra que, maquetada de forma convencional, no pasaría de las 25 o 30 páginas.

Trapos sucios no es una novela al uso, sino la mínima adaptación que David Lodge hizo en 1999 sobre la obra de teatro, escrita por él  y de idéntico título, estrenada un año antes. El resultado final es un libreto apenas maquillado, con un protagonismo aplastante de los diálogos y una ausencia total la literatura. Un esfuerzo, a mi entender, inútil.  Y es que si ya cuesta adivinar cómo un argumento tan simple llegó a estrenarse en algún escenario, más incomprensible resulta aún que se haya novelado.

La cosa va de las tribulaciones de dos escritores adinerados en relación a una perversa periodista de nuevo cuño. Algo que, leído desde España, suena tan fantástico como si en este libro hubiera aparecido un elfo.  Porque en nuestro pais los peridodistas jamás buscarán los trapos sucios a un escritor, un pintor o alguien relacionado con la ciencia, las artes o la cultura. Más que nada porque sus lectores, o no los conocen, o les importa un pijo sus aburridads vidas.

No, aquí los únicos periodistas mordaces los encontramos entre aquellos que se dedican a seguir la vida de gente inútil e improductiva –la prensa de corazón- o parapetados tras esa abundantísima prensa de extrema derecha que dispara a diario sus sofllamas contra todo lo que no sea el PP.

Rota pues la única utilidad que podría tener la obra, Trapos sucios se revela como un libro bastante tonto y, desde luego, totalmnete prescindible. 

mayo 16, 2012

Félix J. Palma EL MAPA DEL CIELO

"Ahora sabía que un buen día, cuando saliera al jardín a arreglar los rosales, podía encontrarse a un grupo de diminutas hadas jugando al corro. Era como si todos los libros del planeta hubieran sufrido un descosido por el cual se fugaba la fantasía, calando en el mundo de tal modo que resultaba imposible distinguir la realidad de la ficción".

No es que sienta una aversión especial por los relatos extensos, pero pido que la historia lo justifique. Por ello, cuando me enfrento a un volumen grueso –más de 500 páginas- me asalta un temor. Y este es saber si el autor habrá ponderado, antes de acometer la tarea, si en verdad su historia exige de 700 o 1000 páginas para ser narrada.

Un ejercicio de estilo nada sencillo –sintetizar es mucho más difícil que abusar de las palabras- al que, si los escritores se aplicaran, evitaría toneladas de material de relleno que, en muchísimos casos, inflan sus narraciones sin aportar nada, desluciendo incluso el resultado final.

Pues bien, El Mapa Del Cielo de Félix J. Palma se alza como extraña excepción a esta regla: Es un libro inflado, repetitivo y en ocasiones aburrido, pero se salva por su principal defecto, esto es, por lo brillante de las apostillas, observaciones y reflexiones que engordan y mucho la trama principal. Y es que Félix J. Palma escribe muy bien pero, en esta novela, lo mejor de su estilo emerge cuanto más se aleja del nudo de la historia, que no es sino una nueva vuelta de tuerca al tan trillado tema de la invasión alienígena del planeta.

Sólo en la tercera y última parte del libro, y de esta en su mitad final, el escritor aporta sus propios recursos imaginativos al género fantástico y lo hace con maestría, pero para eso hay que situarse ya sobre la página 656 y pocos lectores llegarán hasta ahí sin cicatrices.

En definitiva, El Mapa del Cielo me parece un libro demasiado largo, que nos muestra a un autor muy superior a la obra que ha creado. Pese a todo, no lo calificaré como malo. Pasajes tan brillantes como aquel en el que el protagonista describe su vocación de escritor, o el curioso final del libro, lo redimen de ello.

Tengo en casa El Mapa Del Tiempo, el libro que encumbró a Félix J. Palma y que, intuyo, será muy superior a éste. Cuando lo lea les cuento.